El biomarcador fue capaz de identificar correctamente a quienes padecían el trastorno
Científicos en Estados Unidos han explicado que han logrado avances en el desarrollo de una posible prueba de diagnóstico para el síndrome de fatiga crónica, caracterizado por agotamiento general. Son investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Standford. Han realizado un estudio piloto a 40 personas, la mitad de las cuales eran saludables y la otra mitad tenía el síndrome,. La prueba de biomarcador potencial identificó correctamente a quienes padecían el trastorno.
Se calcula que el síndrome de fatiga crónica afecta hasta 17 millones de personas en todo el mundo. Los síntomas incluyen fatiga invalidante, dolor en las articulaciones, cefaleas, trastornos del sueño y aislamiento. Hasta ahora no se ha establecido ni causa ni un diagnóstico para la condición, que puede confinar a los pacientes a estar en cama o sin salir de su casa por años.
La investigación, publicada el lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, analizó muestras de sangre de voluntarios usando un “prueba nanoelectrónica” que mide los cambios en pequeñas porciones de energía como indicador de la salud de las células inmunológicas y el plasma sanguíneo.
Así es la prueba de sangre
Los científicos “resaltaron” las muestras de sangre usando sal y luego compararon las respuestas. Los resultados, dijeron, mostraron que todas las muestras de sangre de pacientes con fibromialgia creaban una subida evidente, mientras que las personas con controles saludables se mantenían relativamente estables.
“No sabemos exactamente por qué las células y el plasma actúan de esa forma, ni qué están haciendo”, dijo Ron Davis, profesor de bioquímica y genética que codirigió el estudio. “Vemos claramente una diferencia en la forma en la que procesan el estrés las células inmunes de personas sanas y con síndrome de fatiga crónica”.
Otros expertos no relacionados directamente con el estudio advirtieron, no obstante, que los hallazgos mostraban que aún queda un largo camino antes de encontrar un biomarcador que pueda establecer un diagnóstico de fibromialgia y que los distinga de otras condiciones con síntomas similares.