Es la reflexión, pensamiento y emociones, que siente una de nuestras socias, y que quiere compartir con la sociedad y con todos nosotros……
No quiero tener fibromialgia…
Hace unos ocho años, cuando me diagnosticó una reumatóloga esta enfermedad , con sus 18 de 18 puntos gatillo incluidos, salí de la consulta bastante confusa, quizás por desconocimiento de la enfermedad, en gran parte por los comentarios » bienintencionados» de gente muy allegada a mí, por ejemplo, en mi trabajo, » eso no es nada, olvídate del tema…», pero sobre todo, por mi actitud, no podía y no quería tener una enfermedad cuyo diagnosticó no se podía demostrar, cuyo diagnostico yo misma infravalorada…
Así que continúe con mi vida como si nada, sufriendo un dolor diario fuerte y continuo, agotada, pero en silencio, seguí con mi ritmo de vida frenético y aparentando » estar bien»en el trabajo, con algunos de mis familiares, ante mis amigos, y ante mí misma.
Pero por mucho que ignoré a esta maldita enfermedad, ella no me ignoró a mi : ha cambiado mi vida lenta y drásticamente. Poco a poco mi fortaleza física fue desapareciendo, recuerdo que, antes de que mi cuerpo dijera «basta», » hasta aquí hemos llegado», yo trabajaba enérgica y apasionadamente por las mañanas y por las tardes me recuperaba en el sofá casi en estado catatónico para poder ir a trabajar al día siguiente.
Yo estaba sufriendo, los problemas físicos y el dolor iban en aumento, así como la intensa fatiga, no obstante » yo no quería tener fibromialgia»; recuerdo que hasta me compré un antiojeras cansada de que en el trabajo me dijeran que tenía mala cara; incluso cuando me derivaron a la unidad del dolor por primera vez y la psicóloga me propuso una terapia grupal no la hice, por no faltar a mi trabajo.
No por ignorarla o no darle la importancia que se merece esta enfermedad desaparece.